Querida pensadora de la moda:
**Find an English version of this post (and all previous ones) in Thinking Through Latinx Fashion.
Si me sigues en Instagram, seguramente te habrás dado cuenta de que pasé una gran parte del verano en Nueva York. Fue la primera vez en que me quedé más de 10 días en la ciudad desde que me fui en el 2017 para perseguir mi sueño del Ph.D.
Haber vuelto despertó en mí tantos sentimientos e ideas, que terminé—para bien o para mal—cayendo en una especie de crisis existencial. Durante el último mes (más o menos) he estado cuestionando tantas de las decisiones que he tomado en el último par de años. Y también he estado teniendo dificultades para tratar de resolver exactamente qué es lo que quiero hacer con mi vida.
No es que lo necesite saber en este momento. Ni que no podamos cambiar de opinión en determinados momentos de la vida.
Pero haber vuelto a Nueva York y (más o menos) a la vida que allá construí me hizo dar cuenta de que la inestabilidad emocional que he sentido en el último año puede estar sustentada no sólo en el cansancio ocasionado por el estrés y el exceso de trabajo, sino también en que se me perdió un poco lo que me motiva en la vida.
Si me sigues en Instagram tal vez tienes alguna idea de mis motivaciones—o por lo menos algunas de las más importantes empecé el doctorado.
En el texto que acompaña mi Reel de Instagram más reciente, escribí que haber pasado tanto tiempo entre objetos de museos durante el verano me recordó exactamente por qué comencé el doctorado. Y por simple que fuera—para convertirme en curadora de las artes (decorativas) y el diseño de las Américas—creo que se me olvidó la respuesta en los últimos 4–5 años, a medida que comencé a construir un camino académico más tradicional.
Y no es que no me guste ser profesora, porque me encanta. Ni que no pueda cambiar la dirección de mi vida profesional en su debido momento.
Pero haber regresado a Nueva York y, más importantemente, haber tenido el honor y el placer de participar en Seminario CCL/Mellon en prácticas de curaduría me hizo dar cuenta de que convertirme en curadora todavía es uno de los principales objetivos de mi vida profesional. Tal vez por eso es que terminé apartándome tanto de mi contenido usual sobre estudios de moda en Instagram para contarles cómo es que Nueva York, sus museos y su gente me han llegado a impactar tanto—aunque a ustedes parece no haberles interesado mucho.
Si me sigues en Instagram, entonces, tal vez viste algunas de estas reflexiones gestarse durante el verano. De pronto también te diste cuenta de que, en algún momento durante la temporada, volví a compartir contenido bilingüe aunque a veces sienta que implica ir en contra de la naturaleza de la plataforma. (Y aquí vale la pena mencionar que, si lo que quieres es contenido de moda exclusivamente en español, Culturas de Moda sigue cumpliendo ese propósito.)
Pero lo que probablemente no has visto (todavía) son las nuevas ideas que han surgido de todas mis reflexiones, sobretodo en relación con mi producción intelectual ampliamente concebida.
Creo que a estas alturas ya es bastante evidente que soy partidaria de hacer el conocimiento (académico) lo más abierto y accesible posible. Y esto debería incluir espacios multilingües, especialmente en Abya Yala. Por eso es que insisto tanto en escribir en inglés y español, no sólo en mis publicaciones académicas, sino también en este boletín y en Instagram.
Pensar la moda y mi actividad en redes sociales son, además, parte de mis esfuerzos para convertirme en una “intelectual en público”, siguiendo el ejemplo de algunas de mis mentoras, como la Dra. Valerie Steele y Kimberly Jenkins, y otros académicos que admiro inmensamente, como el Dr. Jonathan M. Square. Y últimamente he empezado a pensar que esta faceta pública del intelectual es una parte importante de mi interés por trabajar como curadora, aunque eso es tema para otro día.
Pero también me he dado cuenta de que nunca voy a poder ser una intelectual en el ámbito público si no comparto mi investigación y mis ideas públicamente. O más bien: si no utilizo las plataformas que he creado para cumplir ese propósito con suficiente frecuencia.
Por eso es que decidí hacer algunos cambios a este boletín y su versión “hermana” en inglés:
Primero, decidí crear un boletín aparte en inglés para hacerlo más manejable para todas. La verdad es que dejó de tener sentido enviar dos versiones de las mismas ideas a exactamente las mismas personas en el mismo día.
Además, tener dos boletines separados puede también conllevar a distintas conversaciones, especialmente porque realmente quisiera poder leer sus ideas y reflexiones y ojalá en algún momento comenzar a tomarlas como punto de partida para mis propios escritos.
Tercero, ahora tendremos una sola publicación mensual porque durante los próximos meses necesito enfocarme en mis clases y terminar de escribir mi tesis doctoral, que espero sustentar a principios del próximo año.
Finalmente, ahora habrá dos secciones adicionales que han sido exitosas en otros espacios que he tenido a lo largo de mi vida: un resumen mensual de lecturas, recursos de aprendizaje y noticias y un análisis de algún “objeto del mes” basado en mi investigación doctoral y docencia.
Espero que con todo y los cambios elijas quedarte aquí. Y espero que esta nueva estructura nos ayude a todas a pensar más profundamente sobre la moda latina dentro y fuera de Abya Yala—y ojalá a entenderla mejor algún día.
Y si quieres inscribirte al newsletter en inglés (o recomendárselo a alguien a quien creas le puede interesar), puedes hacerlo aquí:
Gracias, gracias por leerme y ¡hasta una nueva edición de Pensar la moda!
Abrazos,
—Lau